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viernes, enero 28
Gracias al Sr. Stevenson
En el colegio de las madres concepcionistas de Madrid, tienen guardado el cuerpo incorrupto y embalsamado de su fundadora. Cada día, decenas de niñas estudian, juegan a la comba y pasean sus fotos de Brad Pitt a escasos metros del fiambre. Mi espina dorsal se eriza y vuelvo al centro de acogida para huérfanos de los frailes claretianos donde tengo ocho años y no sé quién es Dios. Arrastrando mis zapatones (no hagas ruido), agachando la cabeza (hijo de Satanás), escondiendo mis dioses y rogando a mis djins (la blasfemia lleva al infierno...) y agarrando penes adolescentes, dentro del cuarto de las calderas para conseguir dos pilas de linterna.
Cuando se apaguen las luces, leeré bajo las mantas una y otra vez el mismo libro, para viajar a mares perdidos, donde no hay estatuas ensangrentadas que me roben el sueño, ni se celebra más muerte que la de Long John Silver.
...Quince hombres en el cofre del muerto y una botella de ron, de ron, de ron...
Cuando se apaguen las luces, leeré bajo las mantas una y otra vez el mismo libro, para viajar a mares perdidos, donde no hay estatuas ensangrentadas que me roben el sueño, ni se celebra más muerte que la de Long John Silver.
...Quince hombres en el cofre del muerto y una botella de ron, de ron, de ron...
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