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lunes, enero 17

 

La niña Camila

Camila tiene 82 años y una demencia senil avanzada. Habla como un carretero, pero me quiere porque le fabrico pelotas botadoras enrollando decenas de gomas elásticas unas sobre otras. Cuando no las tira por la ventana, nos divertimos jugando a adivinar qué objeto o cabeza de la habitación se romperá cuando la pelota botadora deje de hacer pim pam pum pom entre las paredes.

Camila habla durante horas con su imagen en el espejo y es feliz pensando que esa señora tan simpática de allí dentro vive con ella en el piso de su hijo. La señora del espejo mola, porque no se chiva de cuando se mea en el paragüero y esconde las bragas en la mochila de Nepomuk.

Llevo a Camila a pasear de mi brazo, y cuando pasamos los ultramarinos se ve reflejada en el escaparate. Entonces dice -¡anda! ¡mira quien está ahí! buenos días, señora..aqui estoy, paseando con mi novio que me lleva a los toros- yo me río y ella me dice bajito -¡cállate coño! ¿no ves que ella también va con un chico? ¡me quiere dar envidia la muy puta!.-





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