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martes, febrero 15
Alégrame el día...
Ella quiere montarse en los columpios, pero solo hay dos y están ocupados por dos gansos de unos 11 ó 12 años tumbados de tripa, dando vueltas a las cadenas en plan molinillo. Le acompaño doblando el espinazo para que pueda llevarme de la mano desde su 1'05 de estatura y nos ponemos en un lateral en plan mosca cojonera con cara de "venga, aligera que estamos esperando". Los gansos ni se inmutan y siguen balanceándose y girando tumbados en su tripa.
- Oye..¿me dejáis que suba un poco a la niña?
- Estamos nosotros- (me miran con cachondeo)
- Ya, pero no os estáis columpiando- (paciencia...)
Sin hacerme ni puto caso (con perdón) se ríen y siguen a lo suyo. La cría me tira de la manga haciendo ademán de que nos vayamos, yo pienso "antes muerto".
Miro a un lado..miro al otro..ningún adulto en lontananza. Me agacho y digo bajito:
-Oye chaval ¿ves ese puentecito de madera?
-Sí..
-Pues o me dejas subir a la niña o te meto tal hostia que te envío allí sin vuelta.
Mientras la niña se columpia pensando que soy su héroe y los dos gansos me hacen un corte de mangas (a una distancia prudencial por si hablaba en serio) llego a la triste conclusión de que ser matón por unos segundos sienta estupendamente.
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