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martes, febrero 1

 

Miserias

¿Qué te puede faltar, Sandro? eres tan guapo, tan divertido, tan ocurrente, bailas tan bien, ... Se te acerca un hombre y cruza dos palabras contigo. Sueltas una carcajada y vienes a mí -¿tú te crees el viejo este? ¿pues no me quiere invitar a una copa? ¡siempre se me acercan los mismos, macho! mira que jersey de pico lleva...¡por Dios! ¡y esa camisita de cuadros! ¿no tendrá espejos en su casa? ¡si eso es de hace veinte años! y va peinado como Aznar... Más risas. Los compinches corean, ríen. Todos quemáis en la hoguera al hombre que mira y sonríe desde una esquina. Tú me coges del hombro -¡eh! ¡que estás amuermao! ¿qué te pasa?-

A las nueve y media el hombre se vistió en su dormitorio. Pensó -Tengo que salir, aqui solo no hago nada. Se me cae la casa encima. ¿Qué me pongo? quizá el jersey marrón..sí, ese. No me queda del todo mal con esta camisa. Buf..no se pueden pedir milagros pero..bueno. Dios..que viejo me siento. A ver si peinándome un poco..aunque ahora se lleva despeinado pero ¡con estos cuatro pelos que tengo! a ver..Dios mío..no sé que pretendo. Bueno, el jersey queda bien. Hace juego con la camisa ¿no? ¡venga! tampoco estoy tan mal. Seguro que al menos alguien me mira ¿no? venga..ánimo con ello.

Caminamos constantemente en el filo de la inhumanidad. No importa sexo, tamaño, raza.. todos somos así de grandes; así de absurdos. Que asco.





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