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domingo, marzo 13
En el nombre del padre
Como soy gemelo, mi padre ya había decidido llamarnos a un feto Ariel y al otro Caliban, aprovechando el hecho de que en el momento de fabricarnos, su compañía representaba "La Tempestad". Pero yo salí antes, y al hacerlo, me agarré mientras pasaba al asa del bolso de la comadrona. Y mi padre dijo -Vaya..que listo. Este Ariel, sin duda.-
Hablando del orígen de mi nombre con Jesús Kitano (Lord Jimmy para los amigos), él me dice que el nombre nos condiciona para toda la vida y que no debería adjudicarse tan alegremente como se hace "hala..este Florindo, como el abuelo". Porque un nombre dirá mucho de ti y de tu personalidad futura.
¿Acaso no das una patada al suelo y salen treinta Javis y ventidós Joses? (con el acento en la o) ¿acaso os imagináis a algún héroe conquistador llamándose Javi? ¿eh? ¿algun bioquímico premio Nobel que se llamara Chema? ¿eh? ¿eh? ¿eh? ¡no! y a la inversa, ¿acaso no es cruel el caso de mi compañero de clase, que pesa cerca de 120 kilos y se llama Canuto? ¿es que no se puede pensar eso antes de que la criatura te crezca y se traumatice? hombrepordiossssss..
Y para cerrar esta estupidez, Jesús Kitano y yo hemos decidido averiguar porqué existiendo Jesús y Salvador, nadie se llama Cristo, Jesucristo, ni Mesías, adjudicándonos el nombre durante 24 h. para hacer una prueba que se ha dado por concluída cuando Jesús me ha soltado en la mesa -Mesías, pásame el vino, cabrón..-
(nepomuk puchopocho con ganas de ir al cine a ver una de miedo)
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