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jueves, abril 21
Insectos asesinos
La bella mala puta ha logrado un puesto de recepcionista-vigilante en un edificio de una Empresa de Seguridad. Entusiasmada por su primer empleo, nos lo cuenta detalladamente a la histérica, al idiota y a mí.
- Me están dando un cursillo de defensa personal. Hoy he aprendido a defenderme de un ataque cuerpo a cuerpo. Verás… (se pone frente a mí) empújame.
Yo digo -Hombre…no hace falta, si ya nos lo imaginamos…- y ella reta: -¡Que no! ¡Empújame! Ya verás …-
Aunque sé que me lo dice a mí en lugar de al idiota porque él está cachas y yo soy un hombre de complexión cagada-de-mosca, pienso "pues bueno”.
Aíslo la mente por si se me escapa la voluntariedad, y la empujo como empujaría a mi vecina de 11 años. Para cuando quiero reaccionar ya ha sonado el cleng-tank-cleng de su cuerpo rebotando contra las taquillas y yéndose contra el carrito de la limpieza con el consiguiente punk-flssssh…del cubo de agua sucia y el clunk-clenk-clunk de los palos de mopa, fregador y escoba cayendo uno tras otro encima de su hermosa y rubia cabeza.
Mientras la histérica y el idiota, aún sin reaccionar y con el rostro impasible, miran la lluvia final de rollos de papel higiénico moviendo las cabezas al alimón de un lado a otro como dos lechuzas de documental de naturaleza, yo pienso “voy a morir”, pero ella se levanta muy dignamente (todo lo dignamente que te puedes levantar entre rollos de papel de wáter) y sacudiéndose la falda me mira y dice -era más despacio, imbécil-, para después alejarse taconeando bella, hermosa, traidora y coja.
El idiota me mira con la boca abierta como si yo fuera Jesucristo, mientras la histérica empieza a recoger el desastre. Yo digo -Si es que Susana no sirve para vigilante de seguridad. No solo es la fuerza, hay que tener capacidad de reacción. Yo para eso si que serviría porque tengo muy buenos reflejos gracias a la nataci…- y sin que pueda terminar el ón, la histérica me pega un empujón contra las taquillas. Pero yo no hago cleng-tank-cleng, sino PLUNK porque, literalmente, me empotro y me como mi propia bolsa de deporte. Mientras el idiota se tira al suelo de risa, la histérica dice -¿muy buenos reflejos? ¡hasta los ovarios me tenéis los dos!-
(nepomuk humillado hombre-mosca-natatoria)
- Me están dando un cursillo de defensa personal. Hoy he aprendido a defenderme de un ataque cuerpo a cuerpo. Verás… (se pone frente a mí) empújame.
Yo digo -Hombre…no hace falta, si ya nos lo imaginamos…- y ella reta: -¡Que no! ¡Empújame! Ya verás …-
Aunque sé que me lo dice a mí en lugar de al idiota porque él está cachas y yo soy un hombre de complexión cagada-de-mosca, pienso "pues bueno”.
Aíslo la mente por si se me escapa la voluntariedad, y la empujo como empujaría a mi vecina de 11 años. Para cuando quiero reaccionar ya ha sonado el cleng-tank-cleng de su cuerpo rebotando contra las taquillas y yéndose contra el carrito de la limpieza con el consiguiente punk-flssssh…del cubo de agua sucia y el clunk-clenk-clunk de los palos de mopa, fregador y escoba cayendo uno tras otro encima de su hermosa y rubia cabeza.
Mientras la histérica y el idiota, aún sin reaccionar y con el rostro impasible, miran la lluvia final de rollos de papel higiénico moviendo las cabezas al alimón de un lado a otro como dos lechuzas de documental de naturaleza, yo pienso “voy a morir”, pero ella se levanta muy dignamente (todo lo dignamente que te puedes levantar entre rollos de papel de wáter) y sacudiéndose la falda me mira y dice -era más despacio, imbécil-, para después alejarse taconeando bella, hermosa, traidora y coja.
El idiota me mira con la boca abierta como si yo fuera Jesucristo, mientras la histérica empieza a recoger el desastre. Yo digo -Si es que Susana no sirve para vigilante de seguridad. No solo es la fuerza, hay que tener capacidad de reacción. Yo para eso si que serviría porque tengo muy buenos reflejos gracias a la nataci…- y sin que pueda terminar el ón, la histérica me pega un empujón contra las taquillas. Pero yo no hago cleng-tank-cleng, sino PLUNK porque, literalmente, me empotro y me como mi propia bolsa de deporte. Mientras el idiota se tira al suelo de risa, la histérica dice -¿muy buenos reflejos? ¡hasta los ovarios me tenéis los dos!-
(nepomuk humillado hombre-mosca-natatoria)
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