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domingo, abril 24
Las cosas que me pasan cuando no estás
Cuando tenía catorce años había un señor que todos los jueves, impepinablemente, me tocaba el culo en el autobús. Yo probaba a cambiarme de asiento, a quedarme de pie, a dejar pasar uno o dos autobuses...nada. Todos los jueves, se ponía a mi lado, me agarraba el culo ¡ñec! y luego se iba a la otra punta y bajaba en la siguiente sin inmutarse ni levantar la vista del periódico.
Rata me dijo que solo a los que tienen cara de tonto se les toca el culo en el autobús, así que probé a poner cara de duro película-de-acción, pero no funcionó.
Sandro me dijo que me comprara los pantalones hip-hop porque si no se marcaba el culo, no daban ganas de tocarlo, así que probé a vestirme con petos de granjero de Wisconsin . Pero tampoco funcionó.
Hoy yo era un tipo con cara de duro pelicula-de-acción vestido de granjero de Wisconsin, pero un árabe de dos metros y pico de altura, me ha sujetado por los brazos contra la pared, y subiéndome a la altura de sus ojos-voyamatartechaval, me ha chupado y mordido la nariz, dentro de un vagón de metro de la línea 2, a las 11.30 de la mañana.
El jefe de estación ha dicho "estos árabes tienen costumbres sexuales muy extrañas" y luego él y Sandro han soltado chorritos de risa al unísono, mientras yo castañeteaba los dientes contra el vaso de agua ofrecido por una amable señorita, que también estaba deseando irse para reirse a gusto (la pobre). He hecho un gran esfuerzo para no llamar a Cádiz y decirle -Estamos en la estación de metro de sol, Paco. Ven a buscarme, que me han mordido la nariz y estoy grave.-
Cagoentó...
Rata me dijo que solo a los que tienen cara de tonto se les toca el culo en el autobús, así que probé a poner cara de duro película-de-acción, pero no funcionó.
Sandro me dijo que me comprara los pantalones hip-hop porque si no se marcaba el culo, no daban ganas de tocarlo, así que probé a vestirme con petos de granjero de Wisconsin . Pero tampoco funcionó.
Hoy yo era un tipo con cara de duro pelicula-de-acción vestido de granjero de Wisconsin, pero un árabe de dos metros y pico de altura, me ha sujetado por los brazos contra la pared, y subiéndome a la altura de sus ojos-voyamatartechaval, me ha chupado y mordido la nariz, dentro de un vagón de metro de la línea 2, a las 11.30 de la mañana.
El jefe de estación ha dicho "estos árabes tienen costumbres sexuales muy extrañas" y luego él y Sandro han soltado chorritos de risa al unísono, mientras yo castañeteaba los dientes contra el vaso de agua ofrecido por una amable señorita, que también estaba deseando irse para reirse a gusto (la pobre). He hecho un gran esfuerzo para no llamar a Cádiz y decirle -Estamos en la estación de metro de sol, Paco. Ven a buscarme, que me han mordido la nariz y estoy grave.-
Cagoentó...
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