Nepoarchivos: Mierdépolis

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Odio los kinépolis y megasalas de cine similares.

Odio aguantar 365 personas de cola para llegar a un visor con 32 películas y hacerme la picha un lío buscando la mía que nunca está.
Odio aguantar 365 personas de cola (2) para comprar una cochina agua fontvella en el puesto dispensador de megacubos de palomitas con mantequilla (que mira que tengo dicho que unas palomitas amarillo plátano no pueden ser buenas) y nachos con queso.
Odio no comprender qué especie de criatura puede meterse unos nachos con queso en el cine y entender un pijo del diálogo entre crajs, crejs, crujs y churrups, considerando que yo soy de esos que ya de por sí, pierden 8 minutos de película intentando quitarle a oscuras el precinto a la fontvella.
Odio que tengas que entrar casi reptando a la sala para no ver tu cabezón reflejado en la megapantalla porque las 730 personas te hayan obligado a ver la película empezada, y descubrir que tienes un grupo de 18 patanes vocingleros ocupando tus dos asientos de mierda, porque (QUE ME EXPLIQUEN POR QUÉ) en las megasalas no hay acomodadores.
Odio que los patanes vocingleros se hayan confundido de sala porque no hay acomodador, y terminen viendo "2046" en vez de "un canguro superduro".
Odio que el 99.9% de los que van a las megasalas sean los mismos que siempre te dicen "pues yo con el home cinema que me regaló la Bego, ya no necesito ir al cine, que lo veo igual-igual".

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