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viernes, abril 15
Misterios sin resolver
Nuestro último compañero de natación, es el único que se ducha cerrando la puerta.
La primera vez que le vimos hacerlo, fue ignorado, porque todavía se estaba sacando jugo al asunto de que Javier Morella llevara calzoncillos de Calvin & Hobbes, pero al cabo de una semana, cuando los muñequitos del culo de Morella ya no divertían, se procedió a saborear el misterio del chico nuevo que no quería enseñar las nalgas al populacho.
El primer rumor fue la homosexualidad. El iluminao más feo (no falla) apuntó que quizá sufría incontrolables erecciones al mirar cuerpos desnudos, pero ,conocedor como soy del asunto, enseguida obvié el rumor haciéndoles comprender que para empalmarse ante su visión, no había que ser homosexual, sino básicamente zoofílico, y estudios científicos demostraban que era una parafilia desarrollada hacia la madurez del individuo.
Como les dió pereza buscar "parafilia" en el diccionario, decidieron no enfadarse ni tirar mi mochila a la piscina conmigo enganchado, y el asunto se olvidó, momento que aproveché para advertir al chico nuevo, que si quería dejar de ser la diana de nueve chimpancés con tiempo libre, más le valía abrir la puerta de la ducha, a lo que él me respondió que hacía lo que le daba la gana con su ducha, su puerta y su cuerpo. Yo pensé "allá te maten, mamón" decidiendo que había dejado de ser asunto mío. Y así han estado, entre risas, pintadas en el wc y cuchufletas, hasta hace 24 horas que de golpe y porrazo el chico se ha sentado a mi lado en el comedor y en vez de “hola ¿está libre?” me ha dicho -vale, me falta un huevo-.
Cuando yo he mirado al suelo pensando que se le había caído el que iba con la menestra, me ha puesto cara de loco y señalándose la entrepierna ha dicho bajito -¡¡de aquí, gilipollas!!-
(primera parte de cómo Batmanmuk está a punto de descubrir el terrible secreto de su compañero Monovíparo-Robin. Permanezcan atentos a sus pantallas)
La primera vez que le vimos hacerlo, fue ignorado, porque todavía se estaba sacando jugo al asunto de que Javier Morella llevara calzoncillos de Calvin & Hobbes, pero al cabo de una semana, cuando los muñequitos del culo de Morella ya no divertían, se procedió a saborear el misterio del chico nuevo que no quería enseñar las nalgas al populacho.
El primer rumor fue la homosexualidad. El iluminao más feo (no falla) apuntó que quizá sufría incontrolables erecciones al mirar cuerpos desnudos, pero ,conocedor como soy del asunto, enseguida obvié el rumor haciéndoles comprender que para empalmarse ante su visión, no había que ser homosexual, sino básicamente zoofílico, y estudios científicos demostraban que era una parafilia desarrollada hacia la madurez del individuo.
Como les dió pereza buscar "parafilia" en el diccionario, decidieron no enfadarse ni tirar mi mochila a la piscina conmigo enganchado, y el asunto se olvidó, momento que aproveché para advertir al chico nuevo, que si quería dejar de ser la diana de nueve chimpancés con tiempo libre, más le valía abrir la puerta de la ducha, a lo que él me respondió que hacía lo que le daba la gana con su ducha, su puerta y su cuerpo. Yo pensé "allá te maten, mamón" decidiendo que había dejado de ser asunto mío. Y así han estado, entre risas, pintadas en el wc y cuchufletas, hasta hace 24 horas que de golpe y porrazo el chico se ha sentado a mi lado en el comedor y en vez de “hola ¿está libre?” me ha dicho -vale, me falta un huevo-.
Cuando yo he mirado al suelo pensando que se le había caído el que iba con la menestra, me ha puesto cara de loco y señalándose la entrepierna ha dicho bajito -¡¡de aquí, gilipollas!!-
(primera parte de cómo Batmanmuk está a punto de descubrir el terrible secreto de su compañero Monovíparo-Robin. Permanezcan atentos a sus pantallas)
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