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miércoles, abril 13
Nepomemo, la histérica y el idiota
- He hablado con la madre de Elena. Al final le han amputado un pecho porque en la resonancia han visto metástasis. Han tenido que postponer la boda, y la chica está muy deprimida. Para animarla vamos a ir a verla al hospital, pero como somos muchos, iremos yendo en grupos de tres para no agobiarla. ¿Te apuntas?
-Claro, cuenta conmigo. Pero no me dejéis ni con la histérica, ni con el idiota, por favor.
Venticuatro horas después, Nepopringao se dirige al hospital de visita, con la histérica a un lado y el idiota al otro. En el ascensor, les digo -está muy deprimida, así que vamos a ser naturales y no le transmitamos mal rollo ¿eh? Nada de hablar de la boda, nada de llorar y nada de comentarios sobre tetas- (eso va al idiota).
Nada más traspasar la puerta, la histérica, como alma que lleva el diablo, se lanza como un kamikaze a la cama, abraza a Elena y se pone a berrear como si en vez de un pecho, le hubieran extirpado a su madre. Por supuesto, Elena se deja llevar y en dos segundos está llorando también. Yo le digo al idiota "empezamos bien...", el idiota contesta: -tranqui, tú déjame a mí...- y cuando aún estoy pronunciando la N de ¡NO! le oigo gritar -¡HEY ELENITA! ¿QUÉ PASA TIA? QUE ME HAN DICHO QUE TE VAN A DEJAR LAS TETAS COMO LA YOLA BERROCAL!-
Mientras la madre, el novio y un pariente desconocido nos miran como si fuéramos tres moscas en una mierda, yo, que no sé ya dónde coño meterme ni qué hacer para salvar la situación, veo un catálogo que hay sobre la mesa y digo -¡uy! ¡ya estás mirando trajes de novia para la boda!- y llego a divisar las primeras tetas de goma en la página justo cuando su madre me dice con voz gutural -no, hijo, eso es un catálogo de prótesis.-
-Claro, cuenta conmigo. Pero no me dejéis ni con la histérica, ni con el idiota, por favor.
Venticuatro horas después, Nepopringao se dirige al hospital de visita, con la histérica a un lado y el idiota al otro. En el ascensor, les digo -está muy deprimida, así que vamos a ser naturales y no le transmitamos mal rollo ¿eh? Nada de hablar de la boda, nada de llorar y nada de comentarios sobre tetas- (eso va al idiota).
Nada más traspasar la puerta, la histérica, como alma que lleva el diablo, se lanza como un kamikaze a la cama, abraza a Elena y se pone a berrear como si en vez de un pecho, le hubieran extirpado a su madre. Por supuesto, Elena se deja llevar y en dos segundos está llorando también. Yo le digo al idiota "empezamos bien...", el idiota contesta: -tranqui, tú déjame a mí...- y cuando aún estoy pronunciando la N de ¡NO! le oigo gritar -¡HEY ELENITA! ¿QUÉ PASA TIA? QUE ME HAN DICHO QUE TE VAN A DEJAR LAS TETAS COMO LA YOLA BERROCAL!-
Mientras la madre, el novio y un pariente desconocido nos miran como si fuéramos tres moscas en una mierda, yo, que no sé ya dónde coño meterme ni qué hacer para salvar la situación, veo un catálogo que hay sobre la mesa y digo -¡uy! ¡ya estás mirando trajes de novia para la boda!- y llego a divisar las primeras tetas de goma en la página justo cuando su madre me dice con voz gutural -no, hijo, eso es un catálogo de prótesis.-
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