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lunes, abril 25
Sí, quiero
Sumamente preocupado por lo que pudiera pasarles a mi perro-lámpara, mi gato-cabrón y mi pez Pancho II en caso de que yo faltara algún dia, le he dicho al limoun que deberíamos ir pensando en montarnos una boda hortera, con invitaciones de esas con brillo, anillos dorados y palomas blancas volando entre lazos. El limoun, que no se ha mostrado muy entusiasmado hasta que no he añadido en el lote hereditario la playstation, me ha pedido que definiera el término “boda hortera”.
Experiencia de boda hortera protagonizada por Rata y Nepomuk:
A la novia parecía que le habían ametrallado con perlas y el novio llevaba una de esas melenitas rizadas con traje corto que debieron ser la bomba en 1985. Primero fueron los camareros con antorchas que recitaron un verso a los novios (sencillo pero emotivo:“los camareros con bondad, os desean felicidad”), luego los tunos y el señor pegajoso que estaba empeñado en que, por cojones, me bamboleara con los clavelitos, más tarde los mexicanos aguadelpozotedariayoabeber aguadelpozo aguadelpozo que te plantaban un sombrero charro y te hacían una foto (que si ya de por sí sacas cara de capullo con el flash, encima adórnate con esa bañera de lentejuelas), después llegó la apagada de luces con tarta de bodas bajando del techo rodeada de bengalas y al son de la música de Star Wars (yo tuve un ataque de emoción al pensar que saldría de dentro Lord Vader a decirme que la fuerza era poderosa en mí) y el punto y final lo puso el “baile con orquesta” que consistía en un tipo con chaleco dorado tocando en un teclado-sintetizador pajaritosporaqui-pajaritosporallá mientras la tercera edad se descoyuntaba la cadera en la pista.
Queda claramente definido que el limoun debería ir buscando perlas, porque los "caracolillos engominaos" ya los llevo yo puestos. Alea Jacta est.
Experiencia de boda hortera protagonizada por Rata y Nepomuk:
A la novia parecía que le habían ametrallado con perlas y el novio llevaba una de esas melenitas rizadas con traje corto que debieron ser la bomba en 1985. Primero fueron los camareros con antorchas que recitaron un verso a los novios (sencillo pero emotivo:“los camareros con bondad, os desean felicidad”), luego los tunos y el señor pegajoso que estaba empeñado en que, por cojones, me bamboleara con los clavelitos, más tarde los mexicanos aguadelpozotedariayoabeber aguadelpozo aguadelpozo que te plantaban un sombrero charro y te hacían una foto (que si ya de por sí sacas cara de capullo con el flash, encima adórnate con esa bañera de lentejuelas), después llegó la apagada de luces con tarta de bodas bajando del techo rodeada de bengalas y al son de la música de Star Wars (yo tuve un ataque de emoción al pensar que saldría de dentro Lord Vader a decirme que la fuerza era poderosa en mí) y el punto y final lo puso el “baile con orquesta” que consistía en un tipo con chaleco dorado tocando en un teclado-sintetizador pajaritosporaqui-pajaritosporallá mientras la tercera edad se descoyuntaba la cadera en la pista.
Queda claramente definido que el limoun debería ir buscando perlas, porque los "caracolillos engominaos" ya los llevo yo puestos. Alea Jacta est.
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