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domingo, mayo 29

 

Abominación

Como soy un hombre de bien, he encontrado en la Biblia la guía para comportarme decentemente en mi vida. Sí, porque la Biblia es como un faro moral que nos permite seguir un camino justo y de plenitud espiritual. Por ejemplo, cuando alguien intenta defender ante mí el estilo de vida homosexual, me limito a recordarle que el Levítico, en su capítulo 18, versículo 22, establece claramente que la homosexualidad es una abominación. Poco se puede añadir a esto.

Sin embargo, hay algunos detallitos en las Sagradas Escrituras que no tengo claros al cien por cien, y que me gustaría resolver para que mi comportamiento tenga la perfección ética que la Biblia exige.

Por ejemplo: me gustaría vender a mi hermana como esclava, tal y como indica el Éxodo 21,7. Pero la verdad es que no tengo ni idea de cúanto pedir por ella. Además, el Levítico (25,44), establece que puedo poseer esclavos, tanto varones como hembras, siempre y cuando sean adquiridos en naciones vecinas. Un amigo mío asegura que esto es aplicable a los marroquíes, pero no a los franceses. Y yo preferiría un francés ¿Por qué no puedo poseer franceses?

Ya sé que no estoy autorizado a tener contacto con ninguna mujer mientras esté en su período de impureza menstrual (Lev 5,19-24). Mi problema es el siguiente: ¿cómo puedo saber si están con la regla o no? He intentado preguntarlo antes de acercarme, pero algunas mujeres se sienten ofendidas.

Otra cosa: tengo un amigo que es conductor de ambulancias e insiste en trabajar en sábado, el muy testarudo. El Éxodo (35,2) claramente establece que ha de recibir la pena de muerte por esta actitud. ¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo? Por otro lado, la mayoría de mis vecinos llevan el pelo arreglado y bien recortado, incluso en la zona de las sienes, a pesar de que esto está expresamente prohibido por el Levítico 19,27. Mira que lo dice claro, son unos imprudentes. Vamos a ver... ¿Cómo deben morir?

Luego está mi tío, que tiene un pequeño huerto en su pueblo. Incumple lo que se dice en el Levítico 19,19, ya que siembra dos cultivos distintos en el mismo campo, y también lo incumple su mujer: la muy pécora lleva prendas hechas de dos tipos de tejido diferentes (algodón y poliéster). Él, además, se pasa el día maldiciendo y blasfemando. Mi duda es la siguiente: ¿es realmente necesario llevar a cabo el engorroso procedimiento de reunir a todos los habitantes del pueblo para lapidarlos? (Lev 24,10-16). ¿No podríamos sencillamente quemarlos vivos en una reunión familiar privada, como se hace con la gente que duerme con sus parientes políticos? (Lev 20,14).

En fín, tengo algunas dudillas más, pero poco a poco y con buena voluntad ya las iré solucionando. Lo prodigioso de la Biblia es el modo en que sus preceptos, pensados para unos pastores de cabras analfabetos del neolítico, son aún perfectamente válidos hoy en día.

...

(Por causas arizónico-misteriosas de fuerza mayor, Nepomuk va a estar un par de días ausente del blog. Y como amablemente me había invitado a contribuir con algún texto en sus mundos, hemos pensado que este era un buen momento para publicar una colaboración especial. Así que lo siento, chicos y chicas, pero esto es lo que hay en lugar de la habitual cita diaria de Nepo que todos estabamos esperando.

Lord Jim)





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