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jueves, mayo 12

 

Bichospuaj

Después de que a su madre le diera un ataque de histeria, mi vecina de 11 años decidió hace un mes, utilizar mi casa como refugio de sus ocho gusanos de seda.
Yo le dije una y otra vez que eso no eran mascotas, porque si hay algo que distinga a una mascota es que no hace chloufs cuando la pisas, pero ella ponía ojos suplicantes e insistía: "quiero ver cómo comen, Ari", "quiero ver como fabrican seda, Ari", "quiero ver cómo se hacen mariposas,Ari"...
Así que, después de tenerme trepando durante un mes a los árboles de morera de los jardines del Parque Móvil (con grave peligro de integridad testicular si nos llega a pillar el vigilante) para alimentar a los ocho engendros, por fín hemos dado de narices con la cruda realidad.

PENSAMIENTO-ELLA: dulces gusanitos que forman exquisitos pequeños capullitos de seda kimono-chino bordados con golondrinas, de donde salen gráciles mariposillas multicolores que revolotean por el cuarto.

REALIDAD-YO: asquerosos gusanos de mierda que forman pegajosas vainas amarillo-plátano, de donde salen los mismos gusanos pero más gordos y con dos alas de color marrón caca que no sirven pa ná, porque lo único que hacen durante todo el día es dar vueltas sobre sí mismos y echar ristras de repugnantes y pegajosos huevos a lo largo y ancho de toda la caja.

DESENLACE-TODOS: Nepomuk oficiando entierro hindú en el Ganges de mi wc de 235.148 futuros gusanos de seda. Cadena y amén.






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