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martes, mayo 10
Chicas malas
Mucho me temo que, o bien la historia pega un giro radical, o Marius va a terminar casándose con la sosa de Cosette Valjean, teniendo al alcance de su mano a la salvaje, indomable, lujuriosa y perdidamente enamorada Eponine. Y no porque el Sr. Valjean sea alcalde. No y no. Está loco por Cosette. La pavisosez de la gata de angora triunfa sobre el sexy de la callejera.
Estoy hablando de “Los Miserables” de Víctor Hugo, pero no hace falta ir muy lejos; Clark Gable en "Mogambo", enamorado de ese polvorón entre panes que era Grace Kelly, (que sí, que muy rubia, que muy guapa, que muy esbelta, pero sosaaaaaa…sosaaaaa…), y dejándose atrás la garra y la fuerza morena de la preciosa Ava Gardner. O Stewar Granger en "Scaramouche", bebiendo los vientos por la pija empolvada de Janet Leigh, y despreciando la sensual melena pelirroja y los hombros gitanos de Eleanor Parker.
Escritores y directores nos muestran una y otra vez que las chicas malas subliman y atraen, pero son las buenas las que enamoran. Una de dos; o empezamos a desmitificar la inteligencia de nuestros héroes de papel y celuloide, o aceptamos con resignación que hasta el mas valiente e intrépido Sandokán matatigres de Malasia, desea terminar sus días convertido en un afable criador de cerdos de Minesotta. Por mi parte, añado otra razón a mi argumento de “jamás llegaré lejos”, porque…a mí dame bichos peligrosos, lujuriosos y sexys, que ya me haré yo solito los pasteles de manzana.
Estoy hablando de “Los Miserables” de Víctor Hugo, pero no hace falta ir muy lejos; Clark Gable en "Mogambo", enamorado de ese polvorón entre panes que era Grace Kelly, (que sí, que muy rubia, que muy guapa, que muy esbelta, pero sosaaaaaa…sosaaaaa…), y dejándose atrás la garra y la fuerza morena de la preciosa Ava Gardner. O Stewar Granger en "Scaramouche", bebiendo los vientos por la pija empolvada de Janet Leigh, y despreciando la sensual melena pelirroja y los hombros gitanos de Eleanor Parker.
Escritores y directores nos muestran una y otra vez que las chicas malas subliman y atraen, pero son las buenas las que enamoran. Una de dos; o empezamos a desmitificar la inteligencia de nuestros héroes de papel y celuloide, o aceptamos con resignación que hasta el mas valiente e intrépido Sandokán matatigres de Malasia, desea terminar sus días convertido en un afable criador de cerdos de Minesotta. Por mi parte, añado otra razón a mi argumento de “jamás llegaré lejos”, porque…a mí dame bichos peligrosos, lujuriosos y sexys, que ya me haré yo solito los pasteles de manzana.
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