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domingo, mayo 22
The clown
19.30 h.
Llaman al timbre, abro. Es el cartero trayendo un certificado, le firmo "¿qué tal como va todo?", "bien, bien..ya va haciendo calor...", abre la puerta mi vecino de enfrente "Buenaaas...." "hola, Ariel, qué tal...", se abre el ascensor "hola, hijo..", "Hola Margarita, oiga ¿usted vé bien el canal 3?",el cartero se va, "Uy no hijo, se ve con niebla...", salgo al pasillo, veo al operario en la escalera, me asomo, "Oiga, perdone... ¿la instalación que están haciendo afecta a otros canales?" "No señor, no lo creo...". El portero está limpiando la barandilla, "buenas tardes Eusebio.." "buenas tardeeeesss..", vuelvo a mi puerta "pues nada, señora, será cosa de nuestras antenas", "Ay hijo, no sé...". Se abre el ascensor. Sale Paco cargado con bolsas de la compra. Me mira y mira a Doña Margarita, al portero, al de las antenas..."hola buenas tardes..ehm..vamos Ari..vamos..." me empuja hacia dentro. Yo pienso "¿a este que le pasa?". Cierra la puerta, tira las bolsas al suelo y se apoya contra la pared doblándose en dos sobre sí mismo. Me asusto ¡dios! ¡apendicitis o algo así! pero me acerco y oigo un fondillo de jjjjjjjj....y entonces levanta la cabeza y le veo los ojos llenos de lágrimas y una inconfundible expresión apretada. Resbala poquito a poco, hasta que se sienta en el suelo y por fin estalla. Llora de risa...se dobla de risa...agoniza de risa... Yo le digo -"pero...¿qué te pasa?"- y él señala el espejo del recibidor entre estertores y carcajadas. Me miro al espejo y digo "oh..."
18:30h (una hora antes)
Estoy liando croquetas. Con la ventana cerrada, mi camiseta de manga larga y la sarten humeante me achicharro. Me caen las gotas de sudor y el flequillo se me mete constantemente en los ojos. Veo encima del frigorífico dos gomas del pelo que se ha dejado mi vecina de 11 años. Una lleva dos margaritas azules y la otra un pompón de purpurina rosa. Sin pensarlo dos veces y casi sin soltar la cuchara, me hago dos coletitas con el flequillo, una a cada lado, como un yorkshire. Me veo reflejado en el reloj de la cocina. Muevo la cabeza y las coletitas se bambolean. Pienso: "joder, que pinta de capullo...menos mal que no me ve nadie..."
Llaman al timbre, abro. Es el cartero trayendo un certificado, le firmo "¿qué tal como va todo?", "bien, bien..ya va haciendo calor...", abre la puerta mi vecino de enfrente "Buenaaas...." "hola, Ariel, qué tal...", se abre el ascensor "hola, hijo..", "Hola Margarita, oiga ¿usted vé bien el canal 3?",el cartero se va, "Uy no hijo, se ve con niebla...", salgo al pasillo, veo al operario en la escalera, me asomo, "Oiga, perdone... ¿la instalación que están haciendo afecta a otros canales?" "No señor, no lo creo...". El portero está limpiando la barandilla, "buenas tardes Eusebio.." "buenas tardeeeesss..", vuelvo a mi puerta "pues nada, señora, será cosa de nuestras antenas", "Ay hijo, no sé...". Se abre el ascensor. Sale Paco cargado con bolsas de la compra. Me mira y mira a Doña Margarita, al portero, al de las antenas..."hola buenas tardes..ehm..vamos Ari..vamos..." me empuja hacia dentro. Yo pienso "¿a este que le pasa?". Cierra la puerta, tira las bolsas al suelo y se apoya contra la pared doblándose en dos sobre sí mismo. Me asusto ¡dios! ¡apendicitis o algo así! pero me acerco y oigo un fondillo de jjjjjjjj....y entonces levanta la cabeza y le veo los ojos llenos de lágrimas y una inconfundible expresión apretada. Resbala poquito a poco, hasta que se sienta en el suelo y por fin estalla. Llora de risa...se dobla de risa...agoniza de risa... Yo le digo -"pero...¿qué te pasa?"- y él señala el espejo del recibidor entre estertores y carcajadas. Me miro al espejo y digo "oh..."
18:30h (una hora antes)
Estoy liando croquetas. Con la ventana cerrada, mi camiseta de manga larga y la sarten humeante me achicharro. Me caen las gotas de sudor y el flequillo se me mete constantemente en los ojos. Veo encima del frigorífico dos gomas del pelo que se ha dejado mi vecina de 11 años. Una lleva dos margaritas azules y la otra un pompón de purpurina rosa. Sin pensarlo dos veces y casi sin soltar la cuchara, me hago dos coletitas con el flequillo, una a cada lado, como un yorkshire. Me veo reflejado en el reloj de la cocina. Muevo la cabeza y las coletitas se bambolean. Pienso: "joder, que pinta de capullo...menos mal que no me ve nadie..."
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