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jueves, mayo 26
Muerte dulce
Cuando me pidieron a los diez años que hiciera una redacción sobre las cosas que me resultaban más importantes en la vida, yo presenté una hoja en la que ponía:
“Spiderman y las chuches”.
A.S.
Pasados los años y con la llegada de Toby Macguire, Spiderman y sus mallas horteras perdieron parte de su encanto, no así el maravilloso mundo de chuchelandia y sus, cada vez más sofisticadas, innovaciones en guarrerías tentadoras. Gominolas, petazetas, moras, nubes bicolores, tricolores, cuatricolores, gusanitos, regalices, tiras de picapica, etc. etc. etc. hasta el infinito y más allá. Y así hemos seguido estos últimos ocho años, masca que te masca, chupa que te chupa, vicio que te vicio. Horas felices de placer oculto en las sombras de mi casa chupili-chupili-ñiam-ñiam que ya…jamás han de volver. Y es que hoy me ha dicho el médico que tengo colesterolazo a los dieciocho años (casi) por culpa de mi chuchecírculo vicioso. Y por más que he intentado tentarle con las nuevas nubes de sabor a sandía con cobertura de chocolate recién sacadas del zurrón, él se ha mantenido firme, hurgado aún más en la herida al explicarme amablemente como todas las chucherías se fabrican por norma con los despojos de sebo sobrantes de los mataderos.
Así pues, por fin me llegó la hora, ocho años después, de tener que revisar las dos cosas más importantes para mí en la vida. Y es que en este mundo cruel, os lo digo yo, ni hasta lo más sagrado se respeta. ¿O es que no tenían a otro para hacer de Spiderman?
“Spiderman y las chuches”.
A.S.
Pasados los años y con la llegada de Toby Macguire, Spiderman y sus mallas horteras perdieron parte de su encanto, no así el maravilloso mundo de chuchelandia y sus, cada vez más sofisticadas, innovaciones en guarrerías tentadoras. Gominolas, petazetas, moras, nubes bicolores, tricolores, cuatricolores, gusanitos, regalices, tiras de picapica, etc. etc. etc. hasta el infinito y más allá. Y así hemos seguido estos últimos ocho años, masca que te masca, chupa que te chupa, vicio que te vicio. Horas felices de placer oculto en las sombras de mi casa chupili-chupili-ñiam-ñiam que ya…jamás han de volver. Y es que hoy me ha dicho el médico que tengo colesterolazo a los dieciocho años (casi) por culpa de mi chuchecírculo vicioso. Y por más que he intentado tentarle con las nuevas nubes de sabor a sandía con cobertura de chocolate recién sacadas del zurrón, él se ha mantenido firme, hurgado aún más en la herida al explicarme amablemente como todas las chucherías se fabrican por norma con los despojos de sebo sobrantes de los mataderos.
Así pues, por fin me llegó la hora, ocho años después, de tener que revisar las dos cosas más importantes para mí en la vida. Y es que en este mundo cruel, os lo digo yo, ni hasta lo más sagrado se respeta. ¿O es que no tenían a otro para hacer de Spiderman?
(nepomuk con prematuro síndrome de abstinencia)
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