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viernes, mayo 13
Tú déjame a mí...
El padre de Santiago nos enseña el coche diciendo –Me rocé con un contenedor al aparcar y se me ha arrugado un poco la esquina del guardabarros. A ver si doy un parte al seguro para que me lo arreglen..-Y Santiago-fanfarrón hace aspavientos diciendo -¡Pero, pero, pero…! ¿tú ves Ariel? ¿tú ves? ¡si es que mi padre es tonto, macho! ¡Pero papá, si tienes un seguro de prima, coño! Sé un poco inteligente, le das un golpecito un poco más fuerte que abarque todo el frontal y así te arreglan el radiador y los bollos de los faros por el mismo precio, ¡que pareces tonto, papá, hombre!-
El padre paciente dice –bueno, bueno, vale..mañana veré si…- pero Santiago-fanfarrón le aparta con un brazo y se mete en el coche –Quita, quita, anda…¡ya verás que pronto te arreglo yo esto, coño!- Arranca el coche, da marcha atrás, y sale de nuestro campo visual doblando la esquina. Le oímos acelerar e inmediatamente después se nos hiela la sangre en las venas con el estruendo más espantoso de metal, ruedas y cristales que hubiera podido oir en su vida un superviviente del Hindemburg.
Doblamos la esquina rápidamente justo para ver como Santiago abre la portezuela del coche (que ahora cuelga de un solo lado) chafado hasta el parabrisas contra el muro, y sale cojeando de una pierna, sangrando profusamente por la ceja.
El padre, con la calma y la tranquilidad que dan 21 años de resignación, me mira y dice –Una vasectomía hijo, hazme caso. Una vasectomía y estas cosas se evitan…-
El padre paciente dice –bueno, bueno, vale..mañana veré si…- pero Santiago-fanfarrón le aparta con un brazo y se mete en el coche –Quita, quita, anda…¡ya verás que pronto te arreglo yo esto, coño!- Arranca el coche, da marcha atrás, y sale de nuestro campo visual doblando la esquina. Le oímos acelerar e inmediatamente después se nos hiela la sangre en las venas con el estruendo más espantoso de metal, ruedas y cristales que hubiera podido oir en su vida un superviviente del Hindemburg.
Doblamos la esquina rápidamente justo para ver como Santiago abre la portezuela del coche (que ahora cuelga de un solo lado) chafado hasta el parabrisas contra el muro, y sale cojeando de una pierna, sangrando profusamente por la ceja.
El padre, con la calma y la tranquilidad que dan 21 años de resignación, me mira y dice –Una vasectomía hijo, hazme caso. Una vasectomía y estas cosas se evitan…-
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