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martes, mayo 31
Valientes
Estando en el hospital me regalaron uno de los libros del parapsicólogo Iker Jiménez sobre fantasmas y aparecidos. Eso estuve leyendo el tiempo que pasé allí. Historias sobre figuras que se aparecen de noche en la carretera, sin extremidades inferiores, y se deslizan fantasmagóricamente de un extremo a otro de la calzada, refutadas por Pedro M., Laura T. o Pepito-palotes W. para dar más seguridad al hecho y terminar de ponérmelos por corbata.
Así que para cuando llegaba la hora de dormir y había que dejar ese pedazo de habitación a oscuras, con las cortinas de la terracita flotando en el aire como mortajas al trasluz de la luna, yo, influenciado por el puto libro (con lo tranquilo que me hubieran dejado regalándome un mortadelo), pensaba en los ciento y pico muertos que hubieran sufrido en esa cama su última agonía y la posibilidad de que les diera por venir a contármelo justamente esa noche.
Entonces decía eso tan socorrido de -"Pues como que no tengo sueño ¿eh?...casi que dejas un poco más la tele puesta-" a lo que él respondía desde el nepoconocimiento profundo -"¿Dejamos el baño encendido y te duermes?"-
Y yo pensaba entonces que era muy, muy afortunado por no tener una novia allí conmigo, con la que tuviera que hacerme el macho-machote y sacar pecho cojonero para decirle "¿un ruido en el baño? tranquila cariño, que voy yo, no tengas miedo..." porque, como me dijo cierto tipo que abandonó a su novia en mitad del Pasaje del Terror: "lo peor que te puede pasar en esta vida es nacer hombre y cobarde".
Para que luego digan que lo tenemos más fácil.
Así que para cuando llegaba la hora de dormir y había que dejar ese pedazo de habitación a oscuras, con las cortinas de la terracita flotando en el aire como mortajas al trasluz de la luna, yo, influenciado por el puto libro (con lo tranquilo que me hubieran dejado regalándome un mortadelo), pensaba en los ciento y pico muertos que hubieran sufrido en esa cama su última agonía y la posibilidad de que les diera por venir a contármelo justamente esa noche.
Entonces decía eso tan socorrido de -"Pues como que no tengo sueño ¿eh?...casi que dejas un poco más la tele puesta-" a lo que él respondía desde el nepoconocimiento profundo -"¿Dejamos el baño encendido y te duermes?"-
Y yo pensaba entonces que era muy, muy afortunado por no tener una novia allí conmigo, con la que tuviera que hacerme el macho-machote y sacar pecho cojonero para decirle "¿un ruido en el baño? tranquila cariño, que voy yo, no tengas miedo..." porque, como me dijo cierto tipo que abandonó a su novia en mitad del Pasaje del Terror: "lo peor que te puede pasar en esta vida es nacer hombre y cobarde".
Para que luego digan que lo tenemos más fácil.
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