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lunes, junio 27
Lucimientos
Aquellos instantes en los que uno necesita ser más “especial” son aquellos en los que, generalmente, antes suele quedar como un imbécil. Y, curiosamente, el grado de tu imbecilidad, suele ser directamente proporcional al esfuerzo realizado por intentar no serlo.
Ejemplo: una reunión de jugadores y jugadoras de golf requetecontrapijos en el campo de entrenamiento de La Moraleja Green. Todos hablando de tees, swings, backspins, hooks y similares, y yo aburriéndome como un camello. Y pienso “voy a meter baza, por lo menos...” asi que busco desesperadamente que alguien diga algo que yo entienda para poder opinar. Pero ellos siguen con sus bla-bla-pling, bla-bla-plung, y yo sigo con cara de camello. Hasta que por fin una chica señala el cestito de las pelotas de golf y dice -¿Sabéis si Beto va a lanzar más bolas?- Entonces se oye mi voz decir sobre un silencio sepulcral:
-No, no…Beto no va a usar las bolas hasta el martes…
Y se oye en la sala olas…olas…olas…artes…artes…artes… mientras todos, TODOS, miran en silencio como mis orejas adquieren tonalidades diversas. Y pienso "diosquecorte… diosquecorte… diosquecorte…dialgoingenioso… dialgo….dialgoooo…" Y levantándome impetuosamente, agarro el cesto y suelto –Bueno…yo voy a cogerme las bolas ¿vale?
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