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miércoles, junio 22
Matices
Dicen que, siendo senador, el escritor Camilo José Cela se quedó dormido en su sillón senatorial, siendo recriminado por un colega que le dijo –Sr. Cela ¡que está usted dormido!- ante lo cual el literato contestó –No señor. Estoy durmiendo. Que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.-
Matices. Cuestión de matices.
Por eso cuando mi vecina azafata me dijo -¿te podría dejar a la niña el jueves noche que tengo un vuelo y no tengo quien me la cuide?- yo me imaginé un par de horitas de jueguecito miraelavioncitoquevieneporaquiiiiiii, guili-guili, cuchi-cuchi y otras chuminadas gozosas que te puede aportar un bebé de 18 meses, así que respondí sin dudar –Claro, mujer. ¡Yo encantado!.-
Ahora bien, por una simple cuestión de matices, mi cara de imbécil integral al verla aparecer esta mañana cargada con niña, cochecito, dodotis, bolsa de bebé de tamaño del macuto de Amundsen y juguetes varios, ha debido ser legendaria en la historia de las caras de imbécil integral habidas en esta casa. Por que por una simple cuestión de matices “dejar a la niña el jueves noche que tengo un vuelo” se transforma en “te dejo a la niña tres días porque el vuelo es a Singapur y aprovecho para quedarme a retozar con un piloto que está de muerte”.
Así que aquí me encuentro. Averiguando cómo se mete exactamente una niña en un pañal con una sola mano, en lugar de estar disfrutando de alquien que “esté de muerte”. O lo que es lo mismo: aquí estoy jodido en lugar de estar jodiendo.
Matices. Cuestión de matices.
Por eso cuando mi vecina azafata me dijo -¿te podría dejar a la niña el jueves noche que tengo un vuelo y no tengo quien me la cuide?- yo me imaginé un par de horitas de jueguecito miraelavioncitoquevieneporaquiiiiiii, guili-guili, cuchi-cuchi y otras chuminadas gozosas que te puede aportar un bebé de 18 meses, así que respondí sin dudar –Claro, mujer. ¡Yo encantado!.-
Ahora bien, por una simple cuestión de matices, mi cara de imbécil integral al verla aparecer esta mañana cargada con niña, cochecito, dodotis, bolsa de bebé de tamaño del macuto de Amundsen y juguetes varios, ha debido ser legendaria en la historia de las caras de imbécil integral habidas en esta casa. Por que por una simple cuestión de matices “dejar a la niña el jueves noche que tengo un vuelo” se transforma en “te dejo a la niña tres días porque el vuelo es a Singapur y aprovecho para quedarme a retozar con un piloto que está de muerte”.
Así que aquí me encuentro. Averiguando cómo se mete exactamente una niña en un pañal con una sola mano, en lugar de estar disfrutando de alquien que “esté de muerte”. O lo que es lo mismo: aquí estoy jodido en lugar de estar jodiendo.
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