...así que he decidido que sí. Que es cierto, señor Carlospica. Lo soy. Pero hasta hoy. Desde hoy juro solemnemente dedicarme al recto y buen camino. Y como muestra de mi buena voluntad, aquí le dejo, para ser devuelta a su lugar original, su preciosa Verónica de arcilla, esperando sepa usted perdonar el sinvivir en el que le he tenido sumido estas últimas semanas.