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viernes, julio 1

 

Desventuras hospitalarias

Noviembre de 2004. Ingreso en el Hospital de Madrid, debido a una pequeña subida de presión intracraneal. Esa misma mañana, me avisan que tienen que bajarme a consulta de oftalmología, para hacerme una revisión del nervio óptico.

Le pido a Paco que me traiga de casa un pijama, una bata y unas zapatillas, pero con las prisas por llegar a tiempo, Paco me trae un pijama de la pantera rosa, un albornoz del Real Madrid y unos calcetines llenos de pikachus amarillos (mis nepoaficiones pasan factura). Cuando estoy sentándome en la silla de ruedas le digo –Qué vergüenza si me ve alguien…-y él contesta –Tranquilo, Ari. Nadie se va a fijar…

Consultas externas está a rebosar de gente, por supuesto. Pero el enfermero me dice –Tranquilo, que te dejo en el pasillo de camillas y así no tienes que esperar en la sala con la gente…-Y allí me quedo. Solito tras una puerta, a salvo de miradas y con un par de gotas en cada ojo para dilatar la pupila. De pronto, me sobreviene una bajada de tensión en picado.

Sudores frios…visión borrosa…ganas de vomitar… Pienso “me está dando algo”. Doy un gritito débil -Enfermeraaa…- que por supuesto no oye ni dios. Más ganas de vomitar. -Enfermeraaaaaaaa…- Nada. A trompicones me levanto y empujo la puerta “Socorro…”. 256 cabezas se giran a mirarme. Yo arrastro mis calcetines de pikachus y me siento prácticamente encima de un señora. “Avisen a la enfermera…por favor…” “¿Qué ocurre? ¿te encuentras mal?” “Sí...creo que voy a vomitar…” una señora coge un paragüero y me lo pone en la boca -Ay hijo..¿cómo te han dejado ahí solo? ¡llamen al camillero!- oigo frases cruzadas "¿es un interno?" “claro…¿no ves su pijama?”"¡esto es una vergüenza, pobre chaval!""..qué pálido está...""mira..y es del Real Madrid...". Aparece una enfermera que me pone un paño mojado en la cabeza (para completar el cuadro) y por fin, el camillero que me sienta en la silla de ruedas sacándome de allí a toda velocidad. Cruzo pasillos, atiborrados de gente que mira atónita como, un chico rubio con las pupilas como paelleras, vestido con un pijama de la pantera rosa, un albornoz del Real Madrid y unos calcetines de pikachus, toma las esquinas a dos ruedas, agarrado a un paragüero decorado con escenas de caza.
Cuando por fin llegamos a la habitación, Paco me mira y me dice -¿qué? ¿a que no te ha visto nadie?- Yo suelto el paragüero clounc-clanc y trepando a la cama a cuatro patas le digo –Que sepas que hemos terminado…-
(Recordando tiempos de hospital para Stand By-Schrezade y sus tres califas alicantinas)






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