Nepoarchivos
domingo, julio 10
El pánico idiota
Me dejé el teléfono encima de su sofá. Siempre olvido los chismes que no me importan. Y allí se quedó. A tantitreinta kilómetros de mi casa. Cuando me dí cuenta ya estaba aparcando la moto y pensé "bah...ya lo recogeré mañana".
Acababa de entrar por la puerta cuando ella ya me estaba llamando al fijo -Te has dejado tu móvil y está sonando. Te llama Cali.- Se me heló la sangre en las venas.
Cali, Caliban, era mi hermano mellizo. Murió cuando teníamos siete años. Cuando se me deserizó el vello de las orejas pude decirle -¿Cómo has dicho?- y ella repitió -Que te está sonando el móvil y te llama Cali...- Colgué, sin saber bien qué hacía. Dí una vuelta por la habitación. Me asomé a la ventana. Otra vez sonó el teléfono fijo -¿Me has colgado? oye, que te decía que te has dejado el teléfono móvil y que te está llamando un tal Cali...-
Solté el auricular como si quemara. "Esto no puede ser. Esto es una tontería. Me está tomando el pelo. Pero no he hablado de mi hermano con nadie. ¿Quien ha podido? ¿Teo?". Cogí el auricular -Teresa...oye, tiene que haber un error ¿qué te ha dicho esa persona exactamente?-
-Que no tio..si no lo he cogido. Es que sale el nombre cuando llama. Oye, y no para de sonar...¿qué hago? ¿lo apago?-
-Vale..escucha, voy para allá, no lo toques...-
Tal cual salí como alma que lleva el diablo. Tal cual, cogí la moto, tal cual aceleré todo lo que pude y puse rumbo a Boadilla. Tal cual. Y tal cual atravesé la urbanización como un borracho, acojonado perdido por lo que pudiera encontrarme en ese momento en que la sinrazón te invade hasta las cejas, y llamé al timbre desesperadamente, para verla aparecer en la puerta agarrada a mi teléfono.
-Aquí tienes...lleva sonando un buen rato ¿eh?
Y en la pantalla verdiazul iluminada del móvil, junto al dibujo de un telefonito cimbreante: Calling... Calling... Calling...
Acababa de entrar por la puerta cuando ella ya me estaba llamando al fijo -Te has dejado tu móvil y está sonando. Te llama Cali.- Se me heló la sangre en las venas.
Cali, Caliban, era mi hermano mellizo. Murió cuando teníamos siete años. Cuando se me deserizó el vello de las orejas pude decirle -¿Cómo has dicho?- y ella repitió -Que te está sonando el móvil y te llama Cali...- Colgué, sin saber bien qué hacía. Dí una vuelta por la habitación. Me asomé a la ventana. Otra vez sonó el teléfono fijo -¿Me has colgado? oye, que te decía que te has dejado el teléfono móvil y que te está llamando un tal Cali...-
Solté el auricular como si quemara. "Esto no puede ser. Esto es una tontería. Me está tomando el pelo. Pero no he hablado de mi hermano con nadie. ¿Quien ha podido? ¿Teo?". Cogí el auricular -Teresa...oye, tiene que haber un error ¿qué te ha dicho esa persona exactamente?-
-Que no tio..si no lo he cogido. Es que sale el nombre cuando llama. Oye, y no para de sonar...¿qué hago? ¿lo apago?-
-Vale..escucha, voy para allá, no lo toques...-
Tal cual salí como alma que lleva el diablo. Tal cual, cogí la moto, tal cual aceleré todo lo que pude y puse rumbo a Boadilla. Tal cual. Y tal cual atravesé la urbanización como un borracho, acojonado perdido por lo que pudiera encontrarme en ese momento en que la sinrazón te invade hasta las cejas, y llamé al timbre desesperadamente, para verla aparecer en la puerta agarrada a mi teléfono.
-Aquí tienes...lleva sonando un buen rato ¿eh?
Y en la pantalla verdiazul iluminada del móvil, junto al dibujo de un telefonito cimbreante: Calling... Calling... Calling...
Archivos
enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 abril 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 septiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006
