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martes, julio 5
Fashion-victims
Que sí. Que los pantalones pirata estilo comando son la comodidad hecha frescura, que a los modelos de Tommy Hilfiger les quedan muy bien, que sí…
Pero no.
Que vale. Que la moda del pantalón caído enseñando cadera es una bomba de relojería sexy. Que no hay nada más sugerente que la imaginación resbalando por esa traviesa curva ósea diciendo “entra y muere”. Que si…
Pero no.
Viene mi excompañero de piso y su novia cargando bolsas “corteinglés” y me dicen “nos hemos puesto a la última chaval…verás desfile de modelos cosa guapa…”. Y se esconden en mi dormitorio para aparecer después uno tras otro. Él metido en unos pantalones pirata desde su 1,60 de estatura, talmente como un tapón de cocacola vestido de comando, que no llegas a saber si le falta pierna o le sobra pantalón, luciendo unas chancletas imposibles que amenizan el cuadro con un alegre cláqueta-cláqueta y ella poniéndome el ombligo (o el burruño que debería ser un ombligo) a la altura de la nariz donde inútilmente intento buscar ese hueso de cadera que más que insinuar tiene que estar pidiendo socorro a gritos. Y me dicen -¿ves? a la última, chaval…si es que tú necesitas renovarte, porque ya no se llevan esos petos vaqueros coño…que lo que se han de comer los gusaaanooooooooos….- a lo que ella responde –¡Que lo vean los cristianos! ji-ji-ji…- dejándome hipnotizado y patitieso entre tembleque y tembleque de michelín.
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