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viernes, julio 8
Machote yo
Paco se marchó a Cádiz y me dijo al despedirse –Sobre todo acuérdate de no leer libros de miedo por las noches que si no, no dormirás.- Yo puse cara de perro (chihuahua; no doy más de sí) al contestar-¿estás tonto? ¡¡ni que tuviera cinco años!! Soy un hombre adulto y perfectamente dueño de mí mismo. ¡Estaría bueno!-
Allá hacia las 23:00h., cogí "Camposanto" de Iker Jiménez. Ese autor cuyos libros prometí no volver a comprar ni a leer nunca jamás en mi vida. Y con gallardía de machito me puse a leerlo tirado en la terraza (“hombrepordios…¡pues no me dice que no lea libros de miedo!¡será posible!… ¡ni que fuera un nenaza!”)
A la once y media, mutado completamente en nenaza, decidí dejar el puto libro, dejar mi orgullo de machito y meterme en la cama con una mano agarrada al perro lámpara, otra agarrada a una linterna y la sábana por las orejas. En determinado momento me quedé dormido y en determinado momento me desperté escuchando un flops…flops…flops…en el techo de mi habitación. Entonces pensé –vale… tranquilidad… se me ha colado una polilla. Bueno... un polillón, a juzgar por el ruido... levántate y enciende la luz- y mis pies respondieron al unísono “que se levante tu padre”. Solté al perro y agarré la linterna. Clic-enciende. Algo negro dando vueltas en el techo y el perro con los ojos como dos altramuces. Clic-apaga. “Habré mirado mal”. Clic-enciende. La cosa negra que da más vueltas. Clic-apaga. La linterna a tomar por culo, y que viva el pánico inútil. Lanzarse al suelo a cuatro patas, reptar hasta el móvil y usar mi mejor voz de “hombre adulto perfectamente dueño de sí mismo” para chillar como un nenaza:
-¡Paco! Soy Ari, ¡¡que yo creía que era un polillón pero es un “murciágalo”!!… ”murciégalo”… mur… murci… ¡¡uno de esos como los de Drácula!!-
Allá hacia las 23:00h., cogí "Camposanto" de Iker Jiménez. Ese autor cuyos libros prometí no volver a comprar ni a leer nunca jamás en mi vida. Y con gallardía de machito me puse a leerlo tirado en la terraza (“hombrepordios…¡pues no me dice que no lea libros de miedo!¡será posible!… ¡ni que fuera un nenaza!”)
A la once y media, mutado completamente en nenaza, decidí dejar el puto libro, dejar mi orgullo de machito y meterme en la cama con una mano agarrada al perro lámpara, otra agarrada a una linterna y la sábana por las orejas. En determinado momento me quedé dormido y en determinado momento me desperté escuchando un flops…flops…flops…en el techo de mi habitación. Entonces pensé –vale… tranquilidad… se me ha colado una polilla. Bueno... un polillón, a juzgar por el ruido... levántate y enciende la luz- y mis pies respondieron al unísono “que se levante tu padre”. Solté al perro y agarré la linterna. Clic-enciende. Algo negro dando vueltas en el techo y el perro con los ojos como dos altramuces. Clic-apaga. “Habré mirado mal”. Clic-enciende. La cosa negra que da más vueltas. Clic-apaga. La linterna a tomar por culo, y que viva el pánico inútil. Lanzarse al suelo a cuatro patas, reptar hasta el móvil y usar mi mejor voz de “hombre adulto perfectamente dueño de sí mismo” para chillar como un nenaza:
-¡Paco! Soy Ari, ¡¡que yo creía que era un polillón pero es un “murciágalo”!!… ”murciégalo”… mur… murci… ¡¡uno de esos como los de Drácula!!-
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