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martes, julio 19
Mojito y galletas
Ellos se habían metido entre pecho y espalda media Cuba en mojitos, mientras yo había estado toda el tiempo repitiendo –Paso de beber alcohol. Comienzo una vida sana. Ya veréis… mañana haremos estadística de la noche y yo seré el único que termine bien parado.-
No eran aún las tres, cuando Jero ya había caído en estado catatónico “deguiero-dío-deguiero”, así que decidimos por unanimidad devolverle a su casa aprovechando que todavía parpadeaba. Estábamos metiéndole en el ascensor, cuando Santi dijo –Le dejamos en el felpudo, llamamos al timbre y nos piramos.- Yo me escandalicé ante su falta de solidaridad -¡Ni hablar! ¡Busca sus llaves y le entramos sin que su madre se entere…- Subimos. Santi le sujeta mientras yo giro las llaves en la cerradura. Empujo la puerta con suavidad y digo: –Ssssht…ahora sin hacer ruido ¿eh?- y cuando me giro, sale una mano de la oscuridad y ¡flacs! me mete un bofetón que me pone mirando a Cuenca. Aún estoy viendo lucecitas cuando tras la mano, sale una señora con camisón y una especie de gorrito de rulos gritando -¡¡¡SINVERGÜENZA!! ¡¡TÚ CREES QUE…!!- al verme a la luz, frena las chancletas y dice -¿Y quién eres tú?- Mientras Santi pierde pie de la risa y rueda por el felpudo con borracho y todo, yo digo –Ariel, amigo de su hijo. Encantado.- y la señora me mira, mira a su hijo, y colocándose el gorrito dice –Pues gracias por traerle hijo. Pasádmelo al dormitorio y os hago un café o algo…- Yo doy un golpe de talón a Santiago que todavía se descuajaringa de risa en el suelo y digo –No se moleste, ya vamos servidos…- Desde el suelo Santi se convulsiona diciendo -¡¡Sobre todo túuuuujjjjj jajajajajajaaa!!-
Estadística de ayer noche:
Santiago + tres mojitos = risa-juerga
Jerónimo + cinco mojitos = risa – juerga
Ariel + trinaranjus = hostión de padre y muy señor mío.
Moraleja: Se acabó la vida sana.
No eran aún las tres, cuando Jero ya había caído en estado catatónico “deguiero-dío-deguiero”, así que decidimos por unanimidad devolverle a su casa aprovechando que todavía parpadeaba. Estábamos metiéndole en el ascensor, cuando Santi dijo –Le dejamos en el felpudo, llamamos al timbre y nos piramos.- Yo me escandalicé ante su falta de solidaridad -¡Ni hablar! ¡Busca sus llaves y le entramos sin que su madre se entere…- Subimos. Santi le sujeta mientras yo giro las llaves en la cerradura. Empujo la puerta con suavidad y digo: –Ssssht…ahora sin hacer ruido ¿eh?- y cuando me giro, sale una mano de la oscuridad y ¡flacs! me mete un bofetón que me pone mirando a Cuenca. Aún estoy viendo lucecitas cuando tras la mano, sale una señora con camisón y una especie de gorrito de rulos gritando -¡¡¡SINVERGÜENZA!! ¡¡TÚ CREES QUE…!!- al verme a la luz, frena las chancletas y dice -¿Y quién eres tú?- Mientras Santi pierde pie de la risa y rueda por el felpudo con borracho y todo, yo digo –Ariel, amigo de su hijo. Encantado.- y la señora me mira, mira a su hijo, y colocándose el gorrito dice –Pues gracias por traerle hijo. Pasádmelo al dormitorio y os hago un café o algo…- Yo doy un golpe de talón a Santiago que todavía se descuajaringa de risa en el suelo y digo –No se moleste, ya vamos servidos…- Desde el suelo Santi se convulsiona diciendo -¡¡Sobre todo túuuuujjjjj jajajajajajaaa!!-
Estadística de ayer noche:
Santiago + tres mojitos = risa-juerga
Jerónimo + cinco mojitos = risa – juerga
Ariel + trinaranjus = hostión de padre y muy señor mío.
Moraleja: Se acabó la vida sana.
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