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jueves, julio 21
Sorpresa-sorpresa
Él preparó lo que preparó, hasta las chipitantas de la noche y diciéndome que estaba mirando el correo. Yo asumí que quizá de la noche a la mañana había adquirido la popularidad del Oso Yogui y no daba abasto con sus fans, así que me lo tragué como un bendito, y me acosté dispuesto a pasar una noche-vaina (llamadas así por una peculiar forma de esconderse bajo sábana) después de haberme tragado un reportaje sobre los hechos terroríficos acaecidos en la auténtica casa de Amytville.
En mitad de una pesadilla oscura en la que brazos blanquinegros salían de mi cama para arrastrarme a un pozo de ánimas torturadas, una vocecilla tope familiar ha dicho en mi oído –psth…Ariel…¡¡¡SORPRESAAAA!!!¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOOOOOOOS!!-
Si yo hubiera tenido rodillas impulsoras, como las ranas, probablemente habría terminado de despertar sentado en nuestra lámpara multifocos, pero humanoide como es uno, me he limitado a incorporarme a velocidad “socorro-socorro” para darme de nariz con la pantalla del portátil que Paco sostenía cerca de mi cara, volviendo a caer después contra la almohada rebotado por la fuerza del topetazo.
Así que en lugar de: “¡¡SORPRESA!!¡¡ FELIZ CUMPLEAÑOS!!” “¿Para míii?¡ay, que detalle tan bonito, muchas gracias!”, ha sido algo como: “¡¡SORPRESA!!¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!” “¡¡AAAAAGGGH!!” ¡flonf-tups-flonf!
Ahora, mientras luzco un esparadrapo de sin-chan en mi maltrecho tabique nasal, Paco callate-coño todavía se descojona sobre las velas de mi pastel diciendo –¡Que buen rato, macho!¡para San Valentín te monto otra!-
(Mil gracias a todos :)
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