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jueves, julio 28
Streaper doméstico
Vino Julieta a casa una hora más tarde de lo normal y se puso a planchar en la terraza “Aquí paso menos calor, si no le importa.”
Él llegó media hora después, refunfuñando nosequé sobre routers y trabajo. Enfrascado como estaba dibujando las viñetas del blog, el mismo caso que le hice a una, le hice al otro. Desde la puerta me dijo –Voy a darme una ducha.- Cuando ya se había encerrado en el baño le llamaron al móvil y volvió a salir “¿sí? ¿diga? ¿quién?” le ví pasar en pelota picada por delante de la puerta -¿quién es? ¿sí? ¡no te oigo!- pasó de nuevo y me dedicó un gesto de fastidio -¡Joder macho! En esta casa no se coge una mierda de cobertura si no es en la terraza…- Yo dije “Aham” y seguí a lo mío.
Cuando oí el srrrrh de la puerta metálica de la terraza asocié conceptos. Cuando asocié conceptos, comprendí. Y cuando comprendí, solté lápiz y papel y salí escopetado pasillo arriba. Pero ya sólo pude verle venir de frente, la cara roja, el móvil en la mano, y el pene como un pepinillo de encurtidos. -¡La que limpia!¡está la que limpia!- los brazos eran dos molinillos -¿Pero que hace aquí a estas horas?¿pero por qué no me has dicho nada?- antes de que me diera la risa idiota pregunté -¿y te ha visto?- y él respondió entre molinete y molinete de brazo -¡YO QUE SÉ SI ME HA VISTO!¡PREGÚNTASELO!¡DILE ALGO TÚ QUE LLEVAS PANTALONES, JODER!-
Asomé la nariz por la terraza –Sra. Julieta… que mi compañero no sabía que estaba usted aquí y ha salido desnudo, disculpe ¿eh?- y la ví, tiesa como un palo, mirando hacia el tendido con los ojos desorbitados y planchando a la velocidad sincopada de un muñequito al que hubieran dado veinte vueltas de cuerda –ahpuesyonohevistonada, nadanada, yomirabaparalláynohevistonada…- él me tiró de la manga desde dentro -¿qué? ¿me ha visto?-
-Mira en el cajón. Si sigue estando ahí el hachís de Santi es que te ha visto.
Él llegó media hora después, refunfuñando nosequé sobre routers y trabajo. Enfrascado como estaba dibujando las viñetas del blog, el mismo caso que le hice a una, le hice al otro. Desde la puerta me dijo –Voy a darme una ducha.- Cuando ya se había encerrado en el baño le llamaron al móvil y volvió a salir “¿sí? ¿diga? ¿quién?” le ví pasar en pelota picada por delante de la puerta -¿quién es? ¿sí? ¡no te oigo!- pasó de nuevo y me dedicó un gesto de fastidio -¡Joder macho! En esta casa no se coge una mierda de cobertura si no es en la terraza…- Yo dije “Aham” y seguí a lo mío.
Cuando oí el srrrrh de la puerta metálica de la terraza asocié conceptos. Cuando asocié conceptos, comprendí. Y cuando comprendí, solté lápiz y papel y salí escopetado pasillo arriba. Pero ya sólo pude verle venir de frente, la cara roja, el móvil en la mano, y el pene como un pepinillo de encurtidos. -¡La que limpia!¡está la que limpia!- los brazos eran dos molinillos -¿Pero que hace aquí a estas horas?¿pero por qué no me has dicho nada?- antes de que me diera la risa idiota pregunté -¿y te ha visto?- y él respondió entre molinete y molinete de brazo -¡YO QUE SÉ SI ME HA VISTO!¡PREGÚNTASELO!¡DILE ALGO TÚ QUE LLEVAS PANTALONES, JODER!-
Asomé la nariz por la terraza –Sra. Julieta… que mi compañero no sabía que estaba usted aquí y ha salido desnudo, disculpe ¿eh?- y la ví, tiesa como un palo, mirando hacia el tendido con los ojos desorbitados y planchando a la velocidad sincopada de un muñequito al que hubieran dado veinte vueltas de cuerda –ahpuesyonohevistonada, nadanada, yomirabaparalláynohevistonada…- él me tiró de la manga desde dentro -¿qué? ¿me ha visto?-
-Mira en el cajón. Si sigue estando ahí el hachís de Santi es que te ha visto.
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