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viernes, agosto 12
Los saldos de El Corte Inglés
Tú decides entrar con un amigo, dispuesto a comprarte un cinturón, porque como sigues dando por hecho que crecerás (positivo tú) tiendes a comprarte los pantalones demasiado grandes y dada la naturaleza tímida de tus huevos, quieres evitarles exhibiciones innecesarias.
Después de un paseo por la planta juvenil, descubres que, salvo que clones en David Bisbal, el estilo de tu generación no te va nada, así que decides dejar atrás ese mundobulería de camisas entalladas y pantalones culiprietos, y pasarte por la planta de caballeros, la cual recibes con mejor impresión, al descubrir que los maniquíes ya no parecen discapacitados mentales y los dependientes escupen el chicle antes de darte un precio. Pero he aquí, que tu amigo, el cual es seguro que en su madurez llevará coleta y botas de serpiente, no sólo se atreve a hacer una incursión a la terrorífica sección de cosas-con-cadena, sino que además tiene la desfachatez de agarrarse a uno de los cinturones de ese abismo insondable para bolsillos nepomukienses y chillar -¡¡aquí-aquí-este-este-miracomomola!!- a lo que tú, intentando arreglar lo inarreglable, le empujarás disimuladamente con el codo en las costillas hacia la zona 50% sin suerte, porque en lo que has buscado su costillar, ya tienes delante a un dependiente que te mira como si fueras una cagadita de paloma y dice -Ese es de cocodrilo, señor. 500 euros.-. Y tú, que prefieres honra sin cinturones que cinturones sin honra, quieres responder –ah…ehm…bueno, sí, el cocodrilo se estropea enseguida ¿tiene algo de plasticurri?- pero tarde. Tarde porque en una décima de segundo tu amigo coleta-botas de serpiente ya ha soltado -¿¿QUINIENTOS EUROS UNA TIRA DE MIERDA?? ¿¿pues cuánto valdrá el chaleco del cocodrilo dundee??- y el dependiente mirada cagadita ha respondido –No tengo idea señor, supongo que poco, considerando que Cocodrilo Dundee no existe.-
Después de un paseo por la planta juvenil, descubres que, salvo que clones en David Bisbal, el estilo de tu generación no te va nada, así que decides dejar atrás ese mundobulería de camisas entalladas y pantalones culiprietos, y pasarte por la planta de caballeros, la cual recibes con mejor impresión, al descubrir que los maniquíes ya no parecen discapacitados mentales y los dependientes escupen el chicle antes de darte un precio. Pero he aquí, que tu amigo, el cual es seguro que en su madurez llevará coleta y botas de serpiente, no sólo se atreve a hacer una incursión a la terrorífica sección de cosas-con-cadena, sino que además tiene la desfachatez de agarrarse a uno de los cinturones de ese abismo insondable para bolsillos nepomukienses y chillar -¡¡aquí-aquí-este-este-miracomomola!!- a lo que tú, intentando arreglar lo inarreglable, le empujarás disimuladamente con el codo en las costillas hacia la zona 50% sin suerte, porque en lo que has buscado su costillar, ya tienes delante a un dependiente que te mira como si fueras una cagadita de paloma y dice -Ese es de cocodrilo, señor. 500 euros.-. Y tú, que prefieres honra sin cinturones que cinturones sin honra, quieres responder –ah…ehm…bueno, sí, el cocodrilo se estropea enseguida ¿tiene algo de plasticurri?- pero tarde. Tarde porque en una décima de segundo tu amigo coleta-botas de serpiente ya ha soltado -¿¿QUINIENTOS EUROS UNA TIRA DE MIERDA?? ¿¿pues cuánto valdrá el chaleco del cocodrilo dundee??- y el dependiente mirada cagadita ha respondido –No tengo idea señor, supongo que poco, considerando que Cocodrilo Dundee no existe.-
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