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lunes, septiembre 19
I want your sex
Yo quería haber empleado el fin de semana en cosas trascendentes como salvar el mundo o arreglar el tendedero, pero llegó la luna llena y me trastocó. Así que nada más amanecer el domingo, lo primero que hizo este intrépido muchacho calvo, fue quitarse el pijama winnie the poo (sólo el pantalón, para que no se me enfriaran las tetillas) y plantarse ante su compañero de piso, gritando "¡quiero sexo!".
Pero claro... lo que el intrépido muchacho calvo no tuvo en cuenta, es que su compañero de piso respondería "Y yo librar los domingos" para acto seguido salir pitando por la puerta porque llegaba tarde a salvar el mundo informático carrefour. Es lo malo de los muchachos calvos de tetillas frías. Que no suelen salir bien parados de los guiones cinematográficos. Así que ahí me quedé. Desamparado y sin pijama, enmedio del salón y con un perro de 30 kilos con cara de "¿has dicho sexo?". Entonces pensé "¡Se acabó! ¡tengo que reaccionar!"
Y abrí un toblerone gigante.
Así me encontró Lord Jim cuando llegó. Tirado encima de un oso de trapo 3x2, semidesnudo, mascando chocolate y viendo dibujos. Él hizo por dónde para animarme con su exquisita sensibilidad ("Da asco verte. Qué decadencia..."), que me hizo despertar un tímido rubor ("Hola J. Quiero sexo pero Paco se ha ido"), acorde a su habitual gentileza de gentleman ("¿probaste a pedírselo limpiándote el chocolate de los dientes?"), que me hace siempre dar lo mejor de mí mismo ("que te fo***n").
Y bienvenidos sean todos a la p**a luna llena. Mientras a otros les da por desarrollar los colmillos y llenarse de pelos, yo la celebro con húmedas fantasías de un Nepocalvo, retozando entre la cabezona Angelina Jolie y el perturbado John Malkovich. Pues como dice un viejo proverbio persa: el guapo para mirar y el feo para f****r. Y tracatrá.
Pero claro... lo que el intrépido muchacho calvo no tuvo en cuenta, es que su compañero de piso respondería "Y yo librar los domingos" para acto seguido salir pitando por la puerta porque llegaba tarde a salvar el mundo informático carrefour. Es lo malo de los muchachos calvos de tetillas frías. Que no suelen salir bien parados de los guiones cinematográficos. Así que ahí me quedé. Desamparado y sin pijama, enmedio del salón y con un perro de 30 kilos con cara de "¿has dicho sexo?". Entonces pensé "¡Se acabó! ¡tengo que reaccionar!"
Y abrí un toblerone gigante.
Así me encontró Lord Jim cuando llegó. Tirado encima de un oso de trapo 3x2, semidesnudo, mascando chocolate y viendo dibujos. Él hizo por dónde para animarme con su exquisita sensibilidad ("Da asco verte. Qué decadencia..."), que me hizo despertar un tímido rubor ("Hola J. Quiero sexo pero Paco se ha ido"), acorde a su habitual gentileza de gentleman ("¿probaste a pedírselo limpiándote el chocolate de los dientes?"), que me hace siempre dar lo mejor de mí mismo ("que te fo***n").
Y bienvenidos sean todos a la p**a luna llena. Mientras a otros les da por desarrollar los colmillos y llenarse de pelos, yo la celebro con húmedas fantasías de un Nepocalvo, retozando entre la cabezona Angelina Jolie y el perturbado John Malkovich. Pues como dice un viejo proverbio persa: el guapo para mirar y el feo para f****r. Y tracatrá.
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