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lunes, septiembre 5
Pi-pí-chucuchú
Paco le dijo esta mañana "-vigílamelo, que se va contra las paredes-" y él se ha tomado su papel de "enderezador de Arieles" tan en serio, que he tenido que ver Ávila con su mano permanentemente agarrada a mi cogote, mientras con la otra iba apartando turistas y transeúntes al son de "cuidaoqueelchicosetuerce".
Pero bueno... tampoco importa ¿eh? que si acaso me quedaba alguna partícula de vergüenza con vida, él ha terminado de anularla magistralmente, empeñándose en montar en uno de esos trenecitos de recorrido turístico con bocina musical, que circulan a 10 km/h para bienestar del tráfico. Y aunque he conservado por unos segundos la secreta esperanza de poder escabullirme en el último vagón, entre dos niños obesos y una matrona gallega, para que la Foto-Flash Murallito no diera conmigo, ha sido cuestión de segundos que él me volviera a agarrar del cogote para sentarme JUSTAMENTE en el centro del trencito, JUSTAMENTE debajo del cartel de chimpones y colorines que decía MURALLITO, EL TREN DE LOS NIÑOS y JUSTAMENTE enfrente del fotógrafo que ha sacado mi cara de pánico al son de "decid conmigo, murallitooooooooooo..."
Así que hala... ¿de qué puedo quejarme? al fin y al cabo, si sumamos el reducido tamaño de mi cabeza sin pelo, su recién estrenada perilla y la mano agarrándome el cogote, bien puedo enmarcar la foto para el salón con una inscripción que diga: Septiembre-05. Xavier Cugat y su chihuahua, viajando en Murallito.
Y echarme a llorar claro...
Pero bueno... tampoco importa ¿eh? que si acaso me quedaba alguna partícula de vergüenza con vida, él ha terminado de anularla magistralmente, empeñándose en montar en uno de esos trenecitos de recorrido turístico con bocina musical, que circulan a 10 km/h para bienestar del tráfico. Y aunque he conservado por unos segundos la secreta esperanza de poder escabullirme en el último vagón, entre dos niños obesos y una matrona gallega, para que la Foto-Flash Murallito no diera conmigo, ha sido cuestión de segundos que él me volviera a agarrar del cogote para sentarme JUSTAMENTE en el centro del trencito, JUSTAMENTE debajo del cartel de chimpones y colorines que decía MURALLITO, EL TREN DE LOS NIÑOS y JUSTAMENTE enfrente del fotógrafo que ha sacado mi cara de pánico al son de "decid conmigo, murallitooooooooooo..."
Así que hala... ¿de qué puedo quejarme? al fin y al cabo, si sumamos el reducido tamaño de mi cabeza sin pelo, su recién estrenada perilla y la mano agarrándome el cogote, bien puedo enmarcar la foto para el salón con una inscripción que diga: Septiembre-05. Xavier Cugat y su chihuahua, viajando en Murallito.
Y echarme a llorar claro...
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