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miércoles, noviembre 9
El hijo pródigo
Lord Jim estuvo diciéndome anoche que llegó a plantearse en serio la posibilidad de casarse y ser un padre de familia convencional. Yo le dije, que si se trataba de satisfacer el deseo de tener hijos, bien podría adoptarme a mí, porque, aunque un poco crecidito, yo estaría encantado de que me llevara a ver Cortylandia y me comprara uno de esos globos plateados de Piolín. Entonces él soltó una risotada y dijo que yo sería un padre estupendo porque siempre sabía echarle buen humor a las cosas. Y claro...yo también tuve que reirme, pero falsamente, porque en realidad lo del globo de Piolín iba absolutamente en serio.
En el camino de vuelta a casa, me convencí de que era cierto eso de que yo sería un padre estupendo. Porque al fin y al cabo, me dije, tenía cuatro mascotas y todos estaban contentos, limpios y bien alimentados. Incluso Pepe, a pesar de estar encerrado en una jaula era completamente feliz. Bueno... ¡Pepe el que más! porque tenía su ruedita de ejercicio, su tobogán, su laberinto, su columpio, su Mr. Potato contento...si señor. Mi hamster es el hamster más feliz del mundo. Tan feliz, tan feliz, tan feliz...que anoche aprendió a abrir la puerta de la jaula y esta mañana se ha pirado, con un par de minihuevos, a conocer mundo.
Y sé lo que estáis pensando. Que resulta inexplicable ¿no? porque tenía su ruedita de ejercicio, su togogán, su laberinto, su columpio...vamos, que en un mes el bicho ha pillado un entrenamiento muscular que ríete de los marines. Raro será que no se haya deslizado de la jaula en plan comando con una cuerda hecha con los pelos del bigote. Y no solo eso. También tenía su Mr. Potato contento. Porque...vamos a ver, ¿quién podría no ser feliz con un Mr. Potato gigante mirándote de frente 24h. al día?
Sí, ya, bueno...si lo encuentro, probaré a llevarle en mis hombros a Cortylandia y comprarle un globo plateado de Piolín.
En el camino de vuelta a casa, me convencí de que era cierto eso de que yo sería un padre estupendo. Porque al fin y al cabo, me dije, tenía cuatro mascotas y todos estaban contentos, limpios y bien alimentados. Incluso Pepe, a pesar de estar encerrado en una jaula era completamente feliz. Bueno... ¡Pepe el que más! porque tenía su ruedita de ejercicio, su tobogán, su laberinto, su columpio, su Mr. Potato contento...si señor. Mi hamster es el hamster más feliz del mundo. Tan feliz, tan feliz, tan feliz...que anoche aprendió a abrir la puerta de la jaula y esta mañana se ha pirado, con un par de minihuevos, a conocer mundo.
Y sé lo que estáis pensando. Que resulta inexplicable ¿no? porque tenía su ruedita de ejercicio, su togogán, su laberinto, su columpio...vamos, que en un mes el bicho ha pillado un entrenamiento muscular que ríete de los marines. Raro será que no se haya deslizado de la jaula en plan comando con una cuerda hecha con los pelos del bigote. Y no solo eso. También tenía su Mr. Potato contento. Porque...vamos a ver, ¿quién podría no ser feliz con un Mr. Potato gigante mirándote de frente 24h. al día?
Sí, ya, bueno...si lo encuentro, probaré a llevarle en mis hombros a Cortylandia y comprarle un globo plateado de Piolín.
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