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viernes, noviembre 11
La patrulla J
Anoche decidí formar una "patrulla de localización y rescate" para encontrar al maldito Pepe, aunque fuera poniendo la casa patas arriba (esto lo digo para parecer más tajante porque lo cierto es que mi casa nunca está "patas abajo").
Paco, primer miembro y suboficial de la patrulla, causó baja pronta en la misma, debido a su afición al chistecito de accionar el reloj de pulsera con un kjjjjj-aquí emetreinta a emeveinte-no hay rastro de Pitxie-seguimos buscando-repito-seguimos buscando-kjjjj. Y es que, aunque me reí la primera y segunda vez, lo cierto es que la décima hubiera terminado con un festina metido en su intestino delgado, por lo que le sugerí, amablemente, que era mejor que siguiera yo sólo con la misión.
Entonces pasé al segundo miembro de mi patrulla: Pucho, el golden retriever, raza famosa donde las haya por su habilidad en el cobro de piezas de caza. Así que le dí a oler un trozo del algodón-cama de Pepe y le dije "¡busca, Pucho, busca!" que es lo que siempre se les dice a los perros heroicos en las películas. Sin embargo, obviamente, mi perro es un golden bastardo resultado de un affaire entre una golden y un oso panda y además sin mucha ilusión por triunfar en Hollywood porque como respuesta, se limitó a tragarse el algodón y tumbarse a lamerse los huevos, que es lo que más le gusta en el mundo después de la mortadela de aceitunas.
Así que, visto lo visto, aquí queda el heroico Capitán Nepomuk. Único miembro y fundador de la patrulla de rescate. Reptando por los suelos como un sioux, esparciendo trocitos de queso emmental hasta en el wáter, y siendo vigilado estrechamente por dos enemigos hostiles. Uno que va detrás comiéndose el queso y otro que sigue agarrado a su reloj diciendo kjjjjjj-manden refuerzos-kjjjjjj.
Paco, primer miembro y suboficial de la patrulla, causó baja pronta en la misma, debido a su afición al chistecito de accionar el reloj de pulsera con un kjjjjj-aquí emetreinta a emeveinte-no hay rastro de Pitxie-seguimos buscando-repito-seguimos buscando-kjjjj. Y es que, aunque me reí la primera y segunda vez, lo cierto es que la décima hubiera terminado con un festina metido en su intestino delgado, por lo que le sugerí, amablemente, que era mejor que siguiera yo sólo con la misión.
Entonces pasé al segundo miembro de mi patrulla: Pucho, el golden retriever, raza famosa donde las haya por su habilidad en el cobro de piezas de caza. Así que le dí a oler un trozo del algodón-cama de Pepe y le dije "¡busca, Pucho, busca!" que es lo que siempre se les dice a los perros heroicos en las películas. Sin embargo, obviamente, mi perro es un golden bastardo resultado de un affaire entre una golden y un oso panda y además sin mucha ilusión por triunfar en Hollywood porque como respuesta, se limitó a tragarse el algodón y tumbarse a lamerse los huevos, que es lo que más le gusta en el mundo después de la mortadela de aceitunas.
Así que, visto lo visto, aquí queda el heroico Capitán Nepomuk. Único miembro y fundador de la patrulla de rescate. Reptando por los suelos como un sioux, esparciendo trocitos de queso emmental hasta en el wáter, y siendo vigilado estrechamente por dos enemigos hostiles. Uno que va detrás comiéndose el queso y otro que sigue agarrado a su reloj diciendo kjjjjjj-manden refuerzos-kjjjjjj.
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