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jueves, enero 5
El juego de la seducción
El que yo haya conseguido pareja en la vida, es un misterio similar a la extinción de los dinosaurios o la existencia de civilizaciones extraterrestres. Y es que si hay algo que acelere sobremanera mi mutación de memo simple a gilipollas supremo, es la cercanía de alguien que me atraiga. Las frases inteligentes culminarán en esplendoros "uh..uh...no sé...uh..." y los movimientos elegantes y certeros, testificarán la estrecha línea que separa al águila imperial del pato Donald.
Tan contento estaba yo moviendo el chocolate rosconero fluchi-flach en el puchero, y contando idioteces a los catorce presentes, cuando han entrado esos ojos negros asimétricos y me ha temblado hasta la cuchara. Y que casi logro reaccionar ¿eh? el pelo de un calvo me ha faltado, oigan. Porque en un momento dado he pensado "¡qué demonios! no mires y con paso firme y sonrisa certera, coge la olla y sal de la cocina.", ¡y he logrado no mirar!... "Bueno, esto ya está, apaga el fuego"... ¡y he logrado el paso firme y la sonrisa certera!... "venga, a la mesa todos"... ¡y he cogido la olla y he salido de la cocina! Pero claro...lo malo de estar pensando en tantas cosas para quedar como un despreocupado machote interesante delante de unos ojos negros, es olvidarse de otras cosas paralelas a tener en cuenta, como por ejemplo, coger las manoplas de la cocina antes de agarrar la olla.
Así que...eso. "Bueno, esto ya está, apaga el fuego. Venga, a la mesa todossaaaaaAAAAAAARRRRRGHHHHH QUITATE DE ENMEDIO QUE QUEMAAAAAAAAAAAAA" y halaaa... empujón al objeto de tus desvelos, soltada de olla infernal cloncataclanc y salpicón chocolatero a la altura de las ingles, para regocijo de catorce presentes y unos ojos negros que se descojonan a tu costa mientras terminan de desincrustarse de la pared del pasillo.
Por paradójico que parezca... ¡perra vida la del chico-pato!
Tan contento estaba yo moviendo el chocolate rosconero fluchi-flach en el puchero, y contando idioteces a los catorce presentes, cuando han entrado esos ojos negros asimétricos y me ha temblado hasta la cuchara. Y que casi logro reaccionar ¿eh? el pelo de un calvo me ha faltado, oigan. Porque en un momento dado he pensado "¡qué demonios! no mires y con paso firme y sonrisa certera, coge la olla y sal de la cocina.", ¡y he logrado no mirar!... "Bueno, esto ya está, apaga el fuego"... ¡y he logrado el paso firme y la sonrisa certera!... "venga, a la mesa todos"... ¡y he cogido la olla y he salido de la cocina! Pero claro...lo malo de estar pensando en tantas cosas para quedar como un despreocupado machote interesante delante de unos ojos negros, es olvidarse de otras cosas paralelas a tener en cuenta, como por ejemplo, coger las manoplas de la cocina antes de agarrar la olla.
Así que...eso. "Bueno, esto ya está, apaga el fuego. Venga, a la mesa todossaaaaaAAAAAAARRRRRGHHHHH QUITATE DE ENMEDIO QUE QUEMAAAAAAAAAAAAA" y halaaa... empujón al objeto de tus desvelos, soltada de olla infernal cloncataclanc y salpicón chocolatero a la altura de las ingles, para regocijo de catorce presentes y unos ojos negros que se descojonan a tu costa mientras terminan de desincrustarse de la pared del pasillo.
Por paradójico que parezca... ¡perra vida la del chico-pato!
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