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miércoles, febrero 15
Mi amado cabrón
Elegí la postal más hortera entre todas las postales horteras del mundo de las postales horteras. Tenía dos gatitos abrazados, enmarcados en un corazón de rosas rojas, y unas letrazas de purpurina que rezaban "MI AMOR ES ETERNO". En el interior, escribí con rotulador dorado: "Para mi pichurrinín bonito de tu mondonguillín, con todo el amor del que soy capaz. Te dejo esta hermosa poesía que he escrito, como muestra de mi devoción por ti: Las estrellitas del cielo, se juntan de dos en dos, pero no se quieren tanto, como mi gatito y yo". Dibujé unas 20 estrellas doradas, lo perfumé con el repugnante aroma de violetas de la abuela minipimientos y se lo envié por mensajero, dentro de un sobre sin cerrar, de color rosa palo, a la dirección de su trabajo.
Cuando se lo llevó el mensajero, casi tengo un orgasmo. Entonces me picó la conciencia y pensé: "Joder, soy malo. Tengo que terminar con este dichoso juego que tenemos de putearnos continuamente. Es más...estoy seguro que sus putadas no son más que un reflejo de las mías, porque él de por sí, no es cruel. Le estoy obligando a serlo y eso no puede ser. Desde mañana mismo se acabó esta guerra. Si obtengo respuesta a lo de la tarjeta, me limitaré a sonreir y a aceptarlo con resignación, y definitivamente, pondre fin a todo esto."
Esta mañana vino un tio vestido de mariachi a mi trabajo, trayéndome una bandeja de desayuno con cava, bollitos, nescafé, un ramo de rosas, un osito que decía "I love you" y cuatro globos plateados, a cantarme "el día que tú naciste, nacieron todas las flores".
Delante de medio departamento de contabilidad.
Cuando llegue a casa, se va a enterar ese maldito cabrón de lo que es artillería pesada.
Cuando se lo llevó el mensajero, casi tengo un orgasmo. Entonces me picó la conciencia y pensé: "Joder, soy malo. Tengo que terminar con este dichoso juego que tenemos de putearnos continuamente. Es más...estoy seguro que sus putadas no son más que un reflejo de las mías, porque él de por sí, no es cruel. Le estoy obligando a serlo y eso no puede ser. Desde mañana mismo se acabó esta guerra. Si obtengo respuesta a lo de la tarjeta, me limitaré a sonreir y a aceptarlo con resignación, y definitivamente, pondre fin a todo esto."
Esta mañana vino un tio vestido de mariachi a mi trabajo, trayéndome una bandeja de desayuno con cava, bollitos, nescafé, un ramo de rosas, un osito que decía "I love you" y cuatro globos plateados, a cantarme "el día que tú naciste, nacieron todas las flores".
Delante de medio departamento de contabilidad.
Cuando llegue a casa, se va a enterar ese maldito cabrón de lo que es artillería pesada.
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