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martes, marzo 7
Reveinciso
El perro se ha merendado lo poco que quedaba del respaldo de mi sofá. Ahora tengo un sofá sin respaldo, lo cual me deja espacio para unas cuantas risas de conejo, cuando mi compañero venga cansado de tanto programar, se siente y la cabeza le haga ¡plonc! contra la pared. Sospecho que tendremos otra discusión sobre "ponle la inyección letal", "antes te la pongo a ti", "elije el perro o yo", "ojo que el perro no ronca" y todas esas cosas románticas que nos decimos cuando ha habido terrorismo perril. Ah, qué bonito es el amor... y luego me quejo del exceso de romanticismo de los blogobarrios...
Que digo yo que Revebeca está triste. Dice que todo esto tiene cierto aire de holocausto (bueno, no lo dice pero lo piensa). Y que a ver cuándo lanzo los matasuegras y el confetti, le coloco un gorrito de purpurina a Jim y otro a Fújur y digo eso de ¡FIESTAAAAAAA ALEGRÍAAAAAA YEPAAAAAAA!.
Sin embargo yo estoy bien contento porque escribo lo que me sale de las orejas (mmh...perdón ¿eh?) y porque hoy ha venido Espe Aguirre a visitar las oficinas de mi currillo. Muy mona la Espe. La verdad es que así en directo se disimula un poco esa sonrisa bobalicona de payaso sin labios que me gasta. Eso sí... cuando ha pasado por nuestro lado he notado que se me congelaba un poco el cerumen de las orejas.
Pues eso. Que el perro se me ha merendado el respaldo del sofá. Que mi compañero le quiere poner la inyección letal. Que yo quiero ponerle la inyección letal a mi compañero. Que la Espe en directo gana un poco. Que Revebeca no tiene que estar triste (coño), que no hay blogholocausto que valga. Y que dice Jim que el gorrito de purpurina se lo va a poner su padre.
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